sábado, 20 de septiembre de 2014

Conseguir nuestro objetivo

El montañero se había propuesto un objetivo que parecía algo complicado: alcanzar la cima de Peña Trevinca. Se dirigió al inicio de la ruta, con la mochila preparada.
Allí se encontró con un lugareño de San Martín de Castañeda. Le preguntó si estaba preparado, a lo que el montañero respondió afirmativamente indicándole todas las cosas que tenía en la mochila: comida, agua, cámara de fotos, mapas, etc...El lugareño le preguntó que si tenía también lo más importante: "¿ Tienes realmente ganas de alcanzar tu objetivo, cueste lo que cueste ? ".

"Sí"-respondió nuestro amigo.
"Entonces lo conseguirás".

Poco después comenzó su marcha, y rápidamente se encontró con algunas de las típicas vacas de la zona
La ruta era muy larga, y requería mucho esfuerzo y ganas de subir. El sol calentaba mucho, y rápidamente le entró sed, aunque como se había preparado llevaba una cantimplora que le permitió aliviar su sed.
Siguió caminando un buen rato, y de pronto divisó su objetivo al fondo del todo:
Entonces se desanimó muchísimo, pues parecía que nunca podría llegar a la cima. Siguió caminando un rato y a punto estuvo de darse la vuelta. "Creo que no lo conseguiré nunca" - pensaba.

Al poco se paró a descansar al lado de un puente:

Allí aprovechó para beber y comer un poco, y apareció una chica que estaba también haciendo senderismo. Compartió con ella un poco de su comida y hablaron un rato. "Ella precisamente bajaba de Peña Trevinca". Él le dijo que veia muy complicado poder llegar, y que estaba a punto de darse la vuelta, pues nunca llegaría"

- "Tienes que ser optimista y tener ánimo para poder llegar arriba y conseguir tu objetivo" - le dijo la mujer.
- "Pero no es fácil, sobre todo ahora que estoy tan cansado y me duelen tanto los pies"- respondió él.
- "Tú sigue adelante, y piensa en positivo. Yo estoy segura de que vas a llegar".

Esas palabras le dieron mucho ánimo, y poco después emprendió de nuevo su camino.

Después de unas horas de marcha llegó a la falda de la montaña. Era hora de comenzar el ascenso.

El desnivel era muy grande, y él se acordó de lo que le dijeron el lugareño y la chica, y pensó que si iba poco a poco, sin prisas, y con ánimo, podría llegar a la cima.
Eso hizo, y aunque iba despacio se iba acercando a su objetivo, y aunque a veces se le quitaban las ganas, él seguía adelante.
Casi no se lo podría creer, pero finalmente alcanzó la cima de Peña Trevinca: la montaña más alta de Zamora.
Allí estuvo un rato pensando en lo que había hecho y hablando con otros montañeros. 
"Es tan importante haber llegado hasta aquí como poder bajar y llegar al punto de partida"-le dijeron.

Se acordó de esto y de lo que le contaron sus otros amigos, y emprendió el camino de regreso, volviendo un instante la vista atrás hacia la montaña


Unas horas más tarde llegó de nuevo al punto de donde partió, y mientras estaba guardando las cosas en el coche, apareción de nuevo el lugareño del principio.

- "¿ Llegaste a Peña Trevinca ? " - le preguntó.
- "Sí, gracias a tu ayuda y a la de otras personas" - le contestó el montañero.
- "Me alegro".

Estuvieron hablando un rato más, y cuando el lugareño ya se alejaba el senderista le llamó y le dijo:

- "¿ Sabes ?. Realmente no era mi objetivo subir a Peña Trevinca. Tengo otra cosa más importante como objetivo, pero viendo que he sido capaz de subir a esta montaña, estoy seguro de que lo voy a conseguir.

 
- "Estoy convencido de que con ganas y ayuda de los demás lo vas a conseguir. Nos vemos en otra ocasión".
Pasó el tiempo, y nuestros dos protagonistas se encontraron, en esta ocasión en la orilla del Lago. 
- "Ahora sí te puedo decir que alcancé mi objetivo de verdad"-le dijo el montañero.
- "Te lo dije. Me alegro mucho."
Allí estuvieron hablando un buen rato hasta que anocheció. Estuvieron disfrutando de otro atardecer en el Lago de Sanabria.




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